ASERTIVIDAD
El entorno
y los ambientes laborales implican cotidianamente retos que tienen su origen en
las interacciones personales. No siempre es fácil hacer valer nuestros
derechos, nuestros sentimientos o nuestras ideas ante los demás, y a veces
resulta más difícil expresar nuestro criterio de modo claro y conciso. La
conducta asertiva se nos presenta como una herramienta básica para enfrentarnos
a los desafíos del entorno laboral así como personal.
El
concepto de asertividad tiene
estrecha relación con la comunicación
entre los individuos, porque la asertividad es un comportamiento comunicacional
maduro en el que el individuo, sin agredir ni someter la voluntad del otro,
manifiesta sus convicciones y defiende sus derechos. Por lo tanto abordaremos
estos conceptos en forma conjunta. La asertividad y la comunicación.
¿Para
qué debemos manifestar nuestras convicciones y defender nuestros derechos?, es
decir; ¿para qué nos sirve la
asertividad?:
Para conseguir nuestros objetivos en las
interrelaciones personales. El éxito en las relaciones depende del equilibrio
entre dar y recibir entre las partes.
Es
decir, una veces tendré que decir que no y otras deberé pedir algo a cambio.
Para hacer esto usaremos la asertividad.
¿Qué
es la asertividad?
La
asertividad es la habilidad de expresar nuestros pensamientos, sentimientos y creencias,
con un objetivo, asumiendo las consecuencias y respetando la opinión de los
otros.
La
asertividad es la habilidad de expresar nuestros deseos de una manera amable,
franca, abierta, directa y adecuada, logrando decir lo que queremos sin atentar
contra los demás. Emplear la asertividad es saber pedir, saber negarse,
negociar y ser flexible para poder conseguir lo que se quiere expresando
nuestros sentimientos de forma clara. La asertividad consiste también en hacer
y recibir cumplidos, y en hacer y aceptar quejas.
Respetar
no es acatar. Puedo respetar tu opinión sin compartirla.
El
principio subyacente a la asertividad es el respeto hacia uno mismo y hacia el
resto de personas. En muchas ocasiones, en el ámbito personal o laboral, se nos
piden cosas que no podemos o no queremos realizar. A veces debemos decir
"NO", ya que si no lo hacemos nos sentiremos forzados a realizar algo
que no queríamos y esto provocará malestar. Evita ser manipulado y manipular.
La
habilidad de ser asertivos consiste en crear las condiciones que permitan
conseguir todos y cada uno de estos cuatro objetivos:
1.
Eficacia
al conseguir aquello que uno se propone.
2.
No
sentirse incómodo al hacerlo; manifestar o hacer lo que deseamos.
3.
En
situaciones en que se pone de manifiesto un conflicto de intereses, ocasionar
las mínimas consecuencias negativas para uno mismo y para los involucrados.
4.
En
situaciones de aceptación asertiva, establecer relaciones positivas con los
demás.
Actitud
no verbal:
Contacto ocular directo. Nivel de voz conversacional. Habla fluida. Gestos
firmes. Mensajes en primera persona. Honesto. Verbalizaciones positivas.
Consecuencias: Resuelve
problemas. Se siente a gusto con los demás y consigo mismo. Satisfecho.
Relajado. Se siente con control. Crea y fabrica las oportunidades. Es bueno
para sí y para los demás.
Las
personas asertivas se expresan de manera sincera, directa y honesta acerca de
sus sentimientos y de lo que quieren. Saben cuáles son sus derechos y los de
los demás. Por lo que frente a desacuerdos defienden su posición, respetando
los sentimientos propios y ajenos, dando alternativas y soluciones frente al
conflicto. Como consecuencia de su buen actuar, ganan seguridad en sí mismos y
mantienen buenas relaciones con los demás. Entonces para expresar los
desacuerdos debemos hacerlo de manera asertiva. Esto significa estar seguro de
si mismos, de nuestros argumentos y de poder defenderlos libremente y sin hacer
daño a los demás.
TIPOS DE
COMUNICACIÓN
La asertividad es una estrategia, es un
estilo eficaz de comunicación y es una habilidad personal que se ubica en un
punto intermedio entre dos polos opuestos, como son la agresividad y la pasividad.
Es útil reconocerlas en nosotros y en los demás. Este tipo de comunicación
indica miedo. Temor a las consecuencias, reales o imaginarias. El agresivo se
defiende atacando y el pasivo huyendo.
La
comunicación pasiva es la más habitual y la que siempre, siempre, lleva de un
salto a la comunicación agresiva. Me he callado con lo de la copa pero
probablemente me queje excesivamente de cualquier otra cosa o no vuelva por
allí o no le deje propina aun cuando tenga costumbre de hacerlo.
COMUNICACIÓN PASIVA
El
rasgo principal del emisor en este tipo de comunicación consiste en poner los
derechos y sentimientos de los demás por encima de los de uno mismo. No se
atreve a trasmitir sus sentimientos u opiniones por no herir a los otros o
evitar provocar un conflicto.
Se
puede reconocer tanto por su conducta verbal como por la no verbal. Normalmente
este tipo de personas se pueden agrupar en una serie de estereotipos. Y su
actitud suele derivar en una serie de consecuencias poco deseables. Ireis reconociendo
a personas que conoceis o a vosotros mismos.
Actitud
no verbal:
Mirada baja, ojos llorosos, voz baja, vacilaciones, gestos desvalidos, quita
importancia a la situación, se retuerce las manos (éstas pueden estar sudorosas),
risitas falsas.
Estereotipos
o Conductas:
§
Encasillado: Es respetado y
estimado por todos por su rectitud y orden, pero obtiene pocos logros
significativos. Alguna vez expresa sus deseos, pero lo hace muy débilmente. Tiende
a refugiarse en aquellas tareas en las que consigue algo de recompensa social y
huye de todas las demás. Poco a poco su entorno le deja de tener en cuenta,
salvo para acciones puntuales y específicas de su área de conocimiento. Es poco
(o nada) resistente a los cambios.
§
Pasa inadvertido: Hace grandes
aportes. En el trabajo realiza excelentes tareas, pero nadie se da cuenta. Otros
se atribuyen el mérito de sus actos. Es inseguro y no sabe llamar la atención
de sus propios logros. Es un rol que, de prolongarse, puede anular la
autoestima de la persona. Esta anulación puede causar desmotivación y pérdida
de eficiencia.
§
Quejoso: Es pasivo. Se
queja constantemente de los actos de los otros y de lo que le pasa. Rara vez la
culpa de algo es suya, incluso de las cosas que le pasan a él. Provoca no pocos
enfrentamientos y malentendidos en su entorno, y es necesario mucho esfuerzo
para controlar los rumores que suele provocar.
§
Explotado: Dice que sí a toda
petición, aunque no quiera o pueda hacer lo que le piden. Al no saber decir que
no, suele generar al principio grandes expectativas, pronto frustradas. Suele
ser un rol poco estable, ya que acaba quemado o fallando en tareas de
responsabilidad que dan al traste con el trabajo de un equipo, su carrera y su
puesto de trabajo. Como a menudo su debilidad radica en su voluntariedad y
falta de autoconocimiento, es posible corregir la conducta y convertirlo en un
recurso valioso para el equipo cuando se detecta su conducta
Consecuencias: Insatisfacción. Frustración.
Culpabilidad. Falta de control. Baja autoestima. Depresión, tristeza.
Somatización en forma de dolencias o enfermedades.
COMUNICACIÓN AGRESIVA
Es
reactiva y se caracteriza por realizarse o demasiado pronto o demasiado tarde provocando
tensión en el receptor. La única proactiva es la comunicación asertiva.
Una persona Proactiva es lo contrario a una
persona “REACTIVA”; es decir, la primera es la que piensa antes de actuar,
trata de superarse, piensa en cómo corregir sus errores, sabe tomar la
iniciativa y asume la responsabilidad de hacer que las cosas realmente sucedan,
puede decidir en cada momento lo que quiere hacer y cómo lo va a hacer.
Por el contrario una persona “reactiva” no
piensa sino reacciona; estas personas son las que no tienen éxito, piensan solo
en culpar a los demás y no piensan en ver sus errores sino verlos en otros, no saben tomar la iniciativa y están
constantemente esperando que suceda algo o que alguien se haga cargo de ellas.
Una persona proactiva generalmente va a
asumir sus responsabilidades y no se deja vencer por las circunstancias; es la
persona que le gusta iniciar las cosas, tiene objetivos claros y trata de
alcanzarlos.
En
este estilo de comunicación el emisor impone la propia voluntad sin respetar
los sentimientos y opiniones de los demás. No piensa cómo afectará al resto lo
que está comunicando. Trata de imponer su opinión incluso humillando a los
demás.
El
estilo de lenguaje agresivo es muy frecuente en casos de Mobbing.
Podemos
reconocerlo por:
Actitud
no verbal:
Mirada fija. Voz alta. Habla rápida. Enfrentamiento. Gestos de amenaza. Posturas
intimidatorias. Deshonesto.
Estereotipos
o Conductas:
§
Dictador: Su opinión es la
valida, se tiene que hacer lo que él diga y de la forma en que él decida, no siente
la necesidad de dar explicaciones.
§
Patriarca: Ostenta la última
palabra en todo, deja que los demás opinen y discutan pero sólo hasta que él
dicta sentencia, es paternalista y condescendiente en sus explicaciones.
§
Sargento instructor: Todo se hace como
si fuera un entrenamiento, “por lo que pueda pasar”, es el encargado de guiar
el entrenamiento del grupo, puede imponer su voluntad como el dictador pero lo
hará por el bien del equipo.
§
Cínico: cualquier opinión
emitida antes o distinta que la suya es mala, suele emplear comentarios
despectivos para criticar los puntos débiles de una opinión, cuando cree que ha
anulado todas las opiniones de los demás ofrece la suya como única posible, si
no consigue desmontar todas las opiniones de los demás se guarda la suya para
no ponerla en juego. Así si algo sale mal siempre puede afirmar “ya lo avisé”.
§
Superhéroe: muy seguro de sí
mismo y poco conocedor de sus limitaciones, se cree superior al resto por eso
suele intentar hacer las cosas él sólo, ya que no se fía de los demás.
Consecuencias
Culpabilidad,
humillación excesiva, violencia, relaciones pobres, amenazas, soledad. Relaciones de poder, humilla o
le humillan, agrede o le agreden.
CÓMO SER ASERTIVOS
Existen
técnicas y reglas que aprendidas y aplicadas nos permiten serlo de forma
eficiente. Para ello hay que prepararse a negociar y hay que cumplir las reglas
que implican una negociación eficiente.
Así
pues para poder ejercitar la asertividad tenemos que tener capacidad de
negociación. En la negociación se intenta conseguir lo que se quiere con el
beneplácito del otro, que lógicamente también va a tener algunos beneficios.
FASES
La
realización de una negociación comprende varias fases. La primera es la de
preparación. En ella tenemos que pensar la estrategia que tenemos que seguir en
el encuentro con el otro en el que se van a plantear los problemas y se va a
hacer la negociación propiamente dicha.
1.- Fase de preparación
Para poder conseguir
cualquier cosa tenemos que saber cómo hacerlo y para ello hay que prepararse.
Ir a un encuentro sin tener una mínima guía de comportamiento, cuando, además,
no somos negociadores experimentados, nos expone a no lograr para nada los objetivos
que perseguimos. Por tanto hay que preparar lo que se va a decir y a hacer en
la negociación cara a cara con el otro.
Dentro de la
preparación habría que distinguir dos subfases. La primera, de preparación
personal para evitar caer en la pasividad o en la agresividad; y la segunda, de
preparación del diálogo que vamos a plantear al otro.
1.1.- Fase
de preparación personal:
Esta fase es
necesaria para tener muy claros los objetivos que perseguimos en el encuentro.
Es lo que nos motiva a la negociación.
Cuando negociamos
tenemos que tener la vista puesta en
nuestros objetivos. Hay algunas cosas que nos pueden distraer de ellos y
hacernos fracasar. Por ejemplo, nuestra emoción. No podemos confundir la
emoción con el objetivo.
Nos gustaría quedar
bien pero normalmente ése no es el objetivo. Nos gustaría machacar al otro pero
así no lograremos lo que realmente queremos. Nos gustaría que el otro
reconociese que tenemos razón y que él estaba equivocado, pero nos tenemos que
preguntar si ése es nuestro objetivo o si así solamente conseguiremos una
recompensa de tipo emocional, mientras que nuestro objetivo se pierde.
Recordad que lo que
cuenta son los hechos y no las palabras. Si nos explayamos y nos descargamos
emocionalmente puede que hayamos conseguido una recompensa a corto plazo, pero
la pregunta que tenemos que hacernos es si hemos conseguido nuestros objetivos.
Hay que huir de juicios de intenciones. Si
juzgamos las intenciones de la otra persona y nos basamos en ellas para
plantear la relación con el otro, corremos el riesgo de contestar y reaccionar
a las intenciones que pensamos que tiene el otro y perdemos de vista nuestros
objetivos. Así podemos llegar a ser agresivos o a ser pasivos. Si nos han hecho
algo que nos ha dolido y pensamos que lo han hecho con buenas intenciones,
podemos estar tentados de dejarlo pasar y no decir nada. Si juzgamos que lo ha
hecho con mala intención, vamos a atacar su “maldad” y no los hechos y seremos
agresivos. En una negociación no se trata de agredir y someter al otro, aunque
lo veamos como un rival. Hay que darle una salida, más o menos airosa porque si
no se revolverá contra nosotros. Querer que nos reconozca lo equivocado que
está y se someta completamente a nuestros deseos puede ser un objetivo
emocional que compense la humillación que hemos sentido, pero ¿es realmente
nuestro objetivo? Tenemos que intentar entender qué cosas son las pueden
motivar al otro para hacer lo que nosotros queremos que haga.
Tenemos que pensar
en cómo crear la oportunidad de la negociación.
Si es algo pendiente desde hace mucho tiempo y que queremos abordar, hay que
buscar al otro y plantear un tiempo y un espacio en el que se pueda dar la
negociación. Es lo primero que tenemos que conseguir del otro. Sin ello no se
consigue, no es posible hacer la negociación. En muchas ocasiones no hay que
buscar la oportunidad, es la propia situación en la que se genera el problema.
Pero en ella nos puede ocurrir que cuando el otro se va es cuando se nos ocurre
aquello que teníamos que haber dicho. Recuerda: siempre hay una segunda
oportunidad aunque haya que crearla. Crear la oportunidad es buscar al otro y
plantear, aunque sea por enésima vez, el tema que nos ocupa. Cualquier frase
introductoria como decirle “de lo que hablamos ayer me gustaría comentarte
algo” o frases parecidas para iniciar la conversación son ayudas inestimables
para crear la oportunidad.
Con los objetivos
claros podemos controlar nuestra agresividad y motivarnos para dejar de ser
pasivos; con la oportunidad creada y el entendimiento de lo que el otro espera
podemos preparar el momento concreto de la negociación.
1.2.-
Preparación del diálogo:
Sin perder de vista que lo
importante es lo que hagamos y lo que decimos solamente puede ser una guía para
que el otro sepa cuáles van a ser nuestros siguientes pasos, tenemos que
preparar aquello que vamos a decirle. El diálogo que tengamos con él tiene que
cumplir los siguientes requisitos para ser un diálogo asertivo:
1. Describir los hechos concretos. Se trata de poner una base firme a
la negociación en la que no pueda haber discusión. Cuando describimos hechos
que han ocurrido, el otro no puede negarlos y así podemos partir de ellos para
discutir y hacer los planteamientos precisos. En este punto es donde más
tenemos que evitar hacer los juicios de intenciones. No se trata de decir “eres
un vago” sino decir “vengo observando que te levantas desde hace ya varias
semanas a la hora de comer”. Diremos "me has dicho 10 veces no sirves para
nada” en lugar de “me quieres denigrar y hundir” (juicio de intenciones.) Breve
y concreto.
2.
Manifestar nuestros sentimientos y pensamientos. Comunicar
de forma contundente y clara cómo nos hace sentir aquello que ha ocurrido y qué
juicio moral o de pensamiento nos despierta. Es el momento de decir “estoy
hasta las narices de esta situación y no la soporto más”, o “me he sentido
humillado y denigrado”. Hay que recordar que no se trata de que el otro lo
encuentre justificado o no. Le puede parecer desproporcionado, o injusto, o...
pero es lo que nosotros sentimos y tenemos derecho a hacerlo y expresarlo así,
no aceptaremos ninguna descalificación, defenderemos nuestro derecho a
sentirnos tal y como lo decimos. Le estamos informando, no le pedimos que nos
entienda o nos comprenda, por eso no puede descalificarnos ni aceptaremos
críticas a nuestros sentimientos, emplearemos la técnica del banco de niebla
combinado con el disco rayado que luego os explico. Habla de ti, sin
acusaciones ni juicios.
3.
Pedir de forma concreta y operativa lo que queremos que haga. No
se trata de hablar de forma general o genérica, “quiero que seas más educado”,
“quiero que me respetes” “quiero que no seas vago”; sino que hay que ser
concreto y operativo: “quiero que quites los pies de mi mesa”, “quiero que
cuando hablo me mires a los ojos y contestes a lo que te pregunto”, “quiero que
estudies tres horas diarias”. Son conductas concretas que el otro puede
entender y hacer.
4.
Especificar las consecuencias. Es decir, aquello que va a ocurrir cuando:
J
Haga lo que le he pedido. Es decir qué beneficios saca el otro de
concederte la petición o qué estás tú dispuesto a dar a cambio. En vez de plantear
las consecuencias que tendrá para él no hacerlo, es preferible especificar lo
que va a obtener de forma positiva. Recuerda que es una negociación.
L
No acepta mi petición. Hay que estar preparado para ello y decidirlo y
expresarlo como aquello que yo tengo que hacer para ser consecuente con mis
objetivos y los sentimientos que ya he expresado. No como castigo o amenaza o
chantaje.
2.- Ensayo
Si el asunto es serio
y hasta que interioricemos e integremos el aprendizaje, lo que se ha preparado,
preferentemente por escrito, se tiene que ensayar hasta casi aprendérselo.
Si la situación nos
causa alguna ansiedad, es una razón más para el ensayo. Cuando nos imaginamos
la situación de la negociación nos estaremos exponiendo ya a ella en la
imaginación y comenzaremos nuestra negociación en mejor posición anímica. Si
nos ponemos nerviosos podemos acogernos al diálogo que hemos preparado en la
seguridad de que vamos a expresar nuestros deseos de forma completa.
3.- Ejecución
En la fase de
ejecución hay que tener en cuenta algunas técnicas básicas que nos permiten
llevar a cabo lo que hemos preparado. No hay que olvidar nunca que nuestros
objetivos están plasmados en el diálogo que hemos preparado y que nuestra meta
inmediata es decirlo. No se trata de contestar a todas las digresiones que nos
hagan, no es necesario ser rápido y agudo para poder responder de forma
inmediata a todo lo que nos digan. Se trata de emplear diferentes técnicas como
la del banco de niebla, que también se llama aceptar en principio, seguida de
la del disco rayado.
La forma de hacerlo
es diciendo que “puede que lleves razón; pero lo que yo quiero decir es que...”
“Entiendo lo que dices pero deberíamos buscar otros enfoques”... “(banco de
niebla) y se sigue con el diálogo en el punto en el que fuimos interrumpidos o
repitiéndolo desde el principio (disco rayado.) Me refiero a repetir nuestro
argumento tranquilamente y sin dejarnos
despistar por asuntos poco relevantes. Ejemplo: “si, pero lo que yo digo
es…”, “entiendo, pero creo que lo que necesitamos es…”, “la idea está bien pero
yo pienso que”. Puede parecer muy limitado y que vamos a hacer el ridículo,
pero es sorprendente lo efectivo y natural que resulta. Si saca otros temas,
también importantes, no perdamos de vista nuestro objetivo, tenemos que acabar
con lo que ha motivado la negociación para poder seguir más tarde con lo que
acaba de plantear: en ningún momento hay que perder de vista nuestro objetivo,
plasmado en el diálogo preparado.
Si
somos el receptor de la comunicación, la pregunta asertiva también es altamente
eficaz; “¿qué es lo que no le gusta exactamente?” si el interlocutor esta
agresivo “creo que ahora estás un poco
alterado. Lo mejor es que te tranquilices y hablemos cuando estés calmado”. Si
percibe que intentan abusar, delimitar la cesión, “sí, puedes utilizar la
sala de reuniones pero para coger el ordenador primero debes hablarlo con
administración”.
Ejemplos
Situación 1:
Un amigo acaba llega a cenar, pero una hora
más tarde de lo que había dicho. No ha llamado para avisar que se retrasaría.
Estás irritado por la tardanza. Tienes estas alternativas:
1 CONDUCTA PASIVA. Saludarle como si tal cosa
y decirle: “entra la cena está en la mesa”.
2. CONDUCTA ASERTIVA. He estado esperando
durante una hora sin saber lo que pasaba (hechos). Me has puesto nervioso e
irritado (sentimientos,
no le acusas de desconsiderado o impuntual). Si otra
vez te retrasas avísame (petición
- conducta concreta): harás la espera más
agradable y
disfrutaremos los dos de la cena (consecuencias).
3. CONDUCTA AGRESIVA. Me
has puesto muy nervioso llegando tarde. Es la última vez que te invito.
Situación 2
Quiero
pedir un aumento de sueldo
1. CONDUCTA PASIVA. Hola, esto… vera…
quería hacerle una sugerencia, si no quiere no tiene por qué tenerla en cuenta
pero quiero hacérsela notar. Vera, trabajo muchas horas, de lunes a viernes y
el dinero que me dan aquí pues no me llega, por eso me gustaría saber si cabe
la posibilidad de que me suban el sueldo al menos un 5 o 10%.
En
esta petición de subida de sueldo hacia nuestro jefe estamos viendo un
bombardeo de comunicación no asertiva, por un lado le estamos diciendo a
nuestro jefe que no nos suba el sueldo porque incluso exigir eso nos da miedo y
por el otro lado el miedo excesivo hace que la persona no logre transmitir
correctamente que quiere.
¿Por
qué hacemos esto? Por miedo, miedo a que tu jefe te despida, que por otro lado
es incongruente porque ningún jefe va a despedirte porque quieras que te suban
el sueldo que de hecho te mereces, ese miedo se interpone a tu necesidad y
derecho de tener un sueldo mayor acorde a tu buen trabajo realizado.
¿Consecuencias?
Tu jefe será tonto si te sube el sueldo de la forma que lo has pedido.
3. CONDUCTA ASERTIVA. Buenos días
“Juan” (el nombre de tu jefe), llevo muchos meses trabajando muy duro, tú lo
has visto, con buenos resultados, me estoy esforzando mucho cada día más. Llevo
ya 2 años teniendo en cuenta los intereses de la empresa. Cobro 1.100 € netos
al mes, trabajo de 9 de la mañana a 8 de la tarde prácticamente sin parar y no
me llega con lo que gano. (Descripción de los hechos). Me encanta venir cada
día a trabajar y sacar lo mejor de mí mismo pero no estoy de acuerdo con el
sueldo que cobro debido a que no es proporcional con el trabajo que hago. Se
perfectamente que estamos en plena crisis pero mi trabajo está dando buenos
resultados para que luego tenga problemas económicos. (Sentimientos,
no le acusas de aprovechado).
Quiero
una subida de sueldo de un 10%. (Petición)
Para
poder seguir trabajando con la máxima eficacia y no tener que preocuparme por
si el dinero no me llega Estaré mucho más tranquilo y por tanto aun más
involucrado y eficaz. (Beneficios para la empresa)
En
este caso le estamos diciendo a nuestro jefe que es lo que queremos y porque.
Para comenzar nos suba nuestro jefe el sueldo o no va a elogiarnos por nuestra
valentía y nos tendrá mucho más respeto y en cuenta a partir de ahora en la
empresa. Pues los jefes valoran estas cualidades positivas.
Le
hemos expuesto que queríamos, porque y no solo le hemos dado motivos propios
sino que le hemos dicho que no subirnos el sueldo puede afectar a nuestro
rendimiento.
El
éxito o no de que esta comunicación asertiva llegue a buen puerto es que papel
juegas en la empresa y cuanto se te valora. Si no haces nada por merecer ese
aumento de sueldo obviamente no te lo darán, pero si eres el típico trabajador
que trabaja mucho, se esfuerza y cree que merece un aumento entonces las
probabilidades de que te suban el sueldo son mucho más altas.
Recuerda
que al ser asertivos tenemos que hablar de forma clara, concisa y contundente,
en el apartado anterior hemos dicho “10%” un porcentaje fijo y a partir de ese
porcentaje se puede negociar pero ya hemos partido de una base fija.
Si te
dice que no es posible y solo en caso de que estuvieras dispuesto a hacerlo puedes
decirle que de no ser así podrías replantearte el buscar trabajo en otro lugar
porque el dinero no te llega, pese a que respetas mucho y admiras tu trabajo.
CONDUCTA
AGRESIVA. Recuerda la comunicación asertiva se basan en el respeto y la
elegancia. Si llegas a decir: “o me subes el sueldo o me voy” no es asertividad
ni elegancia ni respeto es “chantaje directo” y eso no es asertividad.
TECNICAS DE AYUDA
Técnica del disco roto: Repita su punto de
vista con tranquilidad, manifestando acuerdo, sin dejarse ganar por otros
aspectos (Sí, pero... Sí, lo
sé, pero mi punto de vista es... Estoy de acuerdo, pero...).
Técnica del acuerdo asertivo: Responda a la
crítica admitiendo que ha cometido un error, pero separándolo del hecho de ser
una buena o mala persona. (Sí,
me olvidé de la cita que teníamos para comer. Por lo general, suelo ser más
responsable.).
Técnica de la pregunta asertiva: Consiste en
pedir explicación de la conducta que hemos manifestado para obtener información
con la que defendernos de los reproches injustificados (Entiendo que no te guste el modo
en que actué la otra noche en la reunión. ¿Qué
es lo que te molesta de mí? ¿qué hace que no te guste? ¿Qué hay en mi
forma de hablar que te desagrada?).
Técnica para procesar el cambio: Discuta con la otra
persona lo que ha sucedido en el momento actual, centrándose en el presente y
en los hechos originarios del problema surgido. (Nos estamos saliendo de la
cuestión. Nos vamos a desviar del tema y acabaremos hablando de cosas pasadas.
Me parece que estás enfadado.).
Técnica de la claudicación simulada: Aparente ceder
terreno sin cederlo realmente. Muéstrese de acuerdo con el argumento de la otra
persona pero no consienta en cambiar de postura. (Es posible que tengas razón,
seguramente podría ser más generoso. Quizá no debería mostrarme tan duro,
pero... ).
Técnica de ignorar: Ignore la razón por
la que su interlocutor parece estar enfadado y aplace la discusión hasta que
éste se haya calmado. (Veo que estás muy trastornado y enojado, así que ya
discutiremos esto luego.).
Técnica del quebrantamiento del proceso: Responda a la
crítica que intenta provocarle con una sola palabra o con frases lacónicas. (Sí... no... quizá.).
Técnica de la ironía asertiva: Responda
positivamente a la crítica hostil. (Responda
a «Eres un fanfarrón» con un «Gracias».).
Técnica del aplazamiento asertivo: Aplace la respuesta
a la afirmación que intenta desafiarle hasta que se sienta tranquilo y capaz de
responder a ella apropiadamente.(Sí... es un tema muy interesante... Tengo
que reservarme mi opinión al respecto... No quiero hablar de eso ahora.).
ESTRATEGIAS QUE
INTENTARÁN BLOQUEAR Y ATACAR TUS RESPUESTAS ASERTIVAS.
Reírse: Responder a
su reivindicación con un chiste. (¿Sólo tres semanas tarde?. ¡Yo he
conseguido ser todavía menos puntual!). Utilice en estos casos la técnica
para procesar el cambio (Las bromas nos están apartando del tema) y
la del disco roto (Si.., pero.).
Culpar. Culparle a usted del problema: (Haces siempre la cena tan tarde que
luego estoy demasiado cansado para lavar los platos.). Utilice la técnica de la
claudicación simulada (Puede que tengas razón, pero tú estás rompiendo
tu compromiso de lavar los platos), o simplemente no se muestre de
acuerdo (Las diez es una buena hora para lavar los platos).
Atacar: Consiste en
responder a su afirmación con un ataque personal del siguiente tipo: «¿Quién
eres tú para molestarte porque te interrumpan?. iEres la fanfarrona más grande
que conozco! ». Las mejores estrategias en estos casos son la técnica de la
ironía asertiva ( Gracias) junto con la del disco roto o la de
ignorar (Veo que estás de mal humor, ya hablaremos más tarde).
Retrasar: Su
reivindicación es recibida con un «Ahora no, estoy demasiado cansado» o « Puede
que en otra ocasión...».
Utilice en
estos casos la técnica del disco roto o insista en fijar una fecha para
discutir el asunto.
Interrogar.
Consiste en
bloquear cada una de sus afirmaciones con una serie continuada de
interrogantes: «¿Por qué te sientes así? ...Todavía no sé por qué no quieres
ir... ¿Por qué has cambiado de opinión?».
La mejor
respuesta es utilizar la técnica para procesar el cambio (Porque no es
ese el problema. La cuestión es que no quiero ir esta noche) o la del
disco roto.
Utilizar la autocompasión.
Su
reivindicación es recibida con lágrimas y con la acusación implícita de que
usted es un sádico.
Intente
seguir adelante con su guión, utilizando la técnica del acuerdo asertivo. (Sé
que te resulta doloroso, pero tengo que resolverlo.).
Buscar sutilezas.
La otra
persona intenta discutir sobre la legitimidad de sus sentimientos o sobre la
magnitud del problema, etc., para así distraer su atención.
Utilice en
estos casos la técnica para procesar el cambio (Nos estamos
entreteniendo en sutilezas y apartándonos de la cuestión principal), junto
con la reafirmación de su derecho a sentirse como se siente.
Amenazar.
Su
interlocutor intenta amenazarle con frases como esta: «Si sigues con la misma
cantinela, vas a tener que buscarte otro novio».
Utilice en
estos casos la técnica del quebrantamiento del proceso ( Quizá) y
la de la pregunta asertiva (¿Por qué te molesta mi petición?). También
puede utilizar la técnica para procesar el cambio (Eso suena a
amenaza) o la de ignorar.
Negar.
Consiste en
hacerle creer que usted se equivoca: «yo no hice eso» o «De verdad que me has
malinterpretado».
Reafírmese
en lo que ha observado y experimentado y utilice la técnica de la claudicación
simulada. (Puede parecer que estoy equivocado, pero he observado
que... ).
PAOLA
DELGADO CLAVERIA ABRIL
2013
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