Seguramente en más de una ocasión te has preguntado
que es verdaderamente el amor y porque
todos los amores que nos muestran como ideales son tan dramáticos, y que es
verdaderamente el amor, en la televisión, las canciones, series y películas nos
muestran solo un solo tipo de amor, cuando en realidad Existen dos clases de
amor que son muy opuestos: EROS Y AGAPE.
El contraste entre eros y ágape nos permite entender
nuestro dilema cuando buscamos ambas clases de amor de una sola vez, en una
sola relación con una persona.
Cada clase de amor también carece de algo muy
valioso, que solo la otra puede ofrecer
El primero es aquel amor apasionado lleno de
emociones, inestable, loco, aventurero. Mientras el segundo describe una
relación estable, comprometida que a veces
parece rutina... libre de pasión, que se muestra entre dos individuos que se
quieren profundamente.
El amor eros
En
el amor eros, el verdadero amor es un anhelo consumidor y desesperado
por el ser amado, a quien se percibe como diferente, misterioso y elusivo. La
profundidad del amor se mide por la intensidad de la obsesión por el ser
amado. Hay poco tiempo y atención para otros intereses o propósitos, debido a
que se concentra tanta energía en recordar encuentros pasados o imaginar otros
futuros. A menudo hay que vencer grandes obstáculos y, por lo tanto, en el
verdadero amor hay un elemento de sufrimiento. Otro índice de la profundidad
del amor eros es la voluntad de soportar el dolor y las penurias por el bien de
la relación.
El amor ágape
El
amor ágape es una sociedad con la cual dos personas que se quieren están
profundamente comprometidas. Esas personas comparten muchos valores, interés y
objetivos básicos, y toleran de buen grado sus diferencias individuales. La
profundidad del amor se mide por la confianza y el respeto mutuos. La
relación permite a cada integrante de la pareja ser más expresivo, creativo y
productivo en el mundo. Hay muchas alegrías en las experiencias compartidas,
pasadas y presentes, al igual que en las venideras. Cada integrante de la
pareja ve al otro como su amigo más querido. Otra medida de la profundidad del
amor es la voluntad de verse a sí mismo con honestidad a fin de promover el
crecimiento de la relación y la profundización de la intimidad. Al verdadero
amor se asocia sentimientos de serenidad, seguridad, devoción, comprensión,
compañerismo, apoyo mutuo y bienestar.
La
cultura y los medios de comunicación constantemente nos rodean y saturan
nuestra conciencia confundiendo así estas dos clases de amor. Nos prometen de mil maneras que una
relación apasionada (eros) nos traerá plenitud y satisfacción (ágape). Es
así como mezclamos el amor eros con el amor ágape pensando que sufrimos o nos
permitimos sufrir porque amamos al otro.
El amor ideal
sería el amor ágape, pero cuando alguien ama demasiado el amor eros es el que
predomina y le hace creer que encontrara el amor ágape buscando el amor eros.
El resultado solo puede definirse como constante sufrimiento. De manera que las
personas llaman amor a algo que en realidad no lo es, el amor genuino
es el amor ágape y no la mezcla de ambos y mucho menos el amor eros.
Texto sacado de Norwood,
Robin. “Las mujeres que aman demasiado”
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