miércoles, 26 de marzo de 2014

Inconvenientes de aprender a escribir antes del cambio de dientes de leche

Existen muchas ventajas de que los  niños dediquen sus primeros años de vida a conectarse con su cuerpo, jugar, moverse y así adquirir las habilidades básicas para el futuro aprendizaje y la vida en general.

Pero muchos papas y mamas se preguntan. ¿Pero y si los niños muestran capacidad para aprender antes a leer y escribir, por qué no aprovechar ese interés y capacidad de la primera infancia? ¿Por qué no es conveniente que empiecen con actividades intelectuales antes del cambio de dientes? Y Tamara Chubarovky nos contesta haciendo un símil con la construcción de una casa.
Los primeros años de vida son los de la “construcción de la casa”. La salida del primer diente permanente indica, que ya terminó la construcción. Hasta ahora esto nos daba vía libre para empezar el proceso de enseñanza más formal, pero la cosa es más compleja.  Por un lado, necesitamos que el niño haya adquirido una serie de habilidades corporales (motricidad fina, coordinación visomotora, orientación espacial, lateralidad y dominancia definida etc…), además de habilidades emocionales y cognitivas (autoestima, autoconfianza, concentración, atención), para que el aprendizaje ocurra de manera FÁCIL (y por tanto gratificante y no desgastante) Y profunda (no en plan estudio para hoy lo que olvidaré mañana). Todo esto se aprende mejor a través de actividades agradables, que a través de actividades forzadas y mucho mejor aún, a través del juego cuyo fin es el puro juego, no el aprendizaje.
Pero qué pasa con los niños que con 4 años quieren a prender a escribir o con el adulto que quiere aprovechar esa apertura innata del niño?
Pensemos en un arquitecto con su constructor y equipo de obreros, trabajando en la construcción de la casa. Habrá trabajadores, que aunque los forcemos a imaginarse la casa terminada,  que aunque les preguntemos qué color  preferiría para el sofá del salón, no tendrán aún esa facultad imaginativa, que necesiten primero tener la casa hecha,  para luego pasar con éxito a la fase de “llenar y decorar la casa”.  Otros trabajadores, si les invitamos a dejar de cargar ladrillos y en cambio salir a mirar escaparates de mobiliario, verán esta propuesta muy atractiva. Dejarán la obra y empezarán a imaginar detalles decorativos, incluso empezarán a traer lámparas a la casa, aunque el techo no esté listo.
Claro que algunos pueden hacerlo y les gusta, la pregunta es qué han dejado de hacer, para ocuparse de esos detalles más vistosos. Puede que la casa, aun así y todo, quede aparentemente terminada. Pero a los pocos años empiezan a mostrar sus carencias: problemas de humedad, paredes agrietadas etc. La base se hizo con poca atención, mucha prisa y pocos recursos y esto, tarde o temprano, salta.
Volviendo a los niños, hay niños que realmente en infantil tienen muchas dificultades en ocuparse de asuntos cognitivos, que no corresponden a su edad (hacer fichas, y cualquier aprendizaje formal forzado). Otros en cambio, gustosos dejan el juego físico, prefiriendo estar sentaditos escribiendo, ¡quieren ser mayores! Entre estos niños encontramos algunos, claramente desconectados de su cuerpo, son esos pequeños “coquitos”, listos y despiertos, pero muchas veces fríos en la región del corazón y/o patosos en lo corporal. Esto, evidentemente, no es ninguna maravilla, para el desarrollo integral de la futura persona. Pero hay otro asunto más, que es en el que más hincapié hizo R. Steiner y posiblemente su elemento más novedoso y distintivo: Las mismas fuerzas que trabajan en la construcción del cuerpo,( ya no solo a nivel de habilidades motrices, sino de formación de los órganos internos) estás mismas fuerzas son las que se transforman en fuerzas del pensar abstracto, memoria y capacidad de representación (imaginar algo mentalmente). El cambio de dientes  indica que este proceso de “formación” de los órganos (T,C se  refiere a que los órganos afiancen su funcionamiento. Según se mueva y respire el niño, su pulmón se constituirá fuerte o tendremos una tendencia hacia una respiración superficial, arrítmica…
Un pulmón incluso débil energéticamente a causa de una prolongada tristeza, puede llegar a enfermar, primero es solo energético, luego físico), ha finalizado, que las fuerzas que trabajaban a nivel corporal están libres y por tanto disponibles para ahora “formar” imágenes en la memoria y representación mental. Si prematuramente uso estas fuerzas para el aprendizaje (teniendo que aplicar memoria y pensamiento abstracto), le “robo” al cuerpo fuerzas que tienen que estar velando por una buena constitución fisiológica. Quito las fuerzas de un lugar, para ponerlas en otro. Las consecuencias de esto no son inmediatas, pero acarrean un debilitamiento de la salud. Cualquiera puede evidenciar, como el trabajo intelectual nos produce fatiga y cansancio y en cambio un paseo saludable con movimiento y naturaleza nos regenera, da vitalidad y salud. Este principio es aún más potente en la etapa de constitución corporal del niño, donde acciones que promueven su salud y vitalidad les están generando la base de salud futura y acciones que lo cansan y tornan pálido y serio, son la base de posibles enfermedades.
Pero hoy día debemos tener otro componente más en cuenta, para saber si el niño está preparado para el aprendizaje abstracto: El propio exceso de estímulos intelectuales está teniendo un impacto en la fisiología. Un estudio realizado (no me acuerdo donde!) demostró que las alumnas de escuela Waldorf  tenían la menarca más tarde que en colegios con gran estímulo intelectual, donde cada vez antes, ya desde los 10 años, empiezan las menarcas. Lo mismo observé con el cambio de dientes, donde también es verdad, que muchos los están perdiendo con 5 años. La pregunta es, hasta qué punto entonces ahora estas señales físicas pueden considerarse como madurez o si acaso debemos pensar que es el propio estilo de vida el que acelera procesos fisiológicos de manera precoz, habiendo aún mucha inmadurez a muchos niveles, como puede observarse en niñas con menarca a los 11, que por otro lado en términos de verdadera madurez y autonomía, serán adolescentes cada vez por más tiempo… Hay un desfasaje, cada vez los niños más pronto despiertan en la cabeza, pero cada vez son más torpes, menos autónomos y capaces en muchos otros ámbitos.
También es verdad que cada vez hay más niños con extraordinarias capacidades, ya vienen más despiertos y con una especie de clarividencia que capta el sentido profundo de las cosas y las personas y por tanto también se frustra y enfada con facilidad, al ver el vacío y la falta de sentido de lo que proponemos. Niños inteligentes emocional y cognitivamente, también muy conectados con el cuerpo, pero que parece que no les da la gana de seguir instrucciones y se rebelan, con justa razón… Niños que vienen a despertarnos a nosotros, a sacudirnos y exigirnos que nos replanteemos todo el sistema educativo y de crianza. Niños con gran interés en el mundo, que necesitan explorar, hacer, investigar, que necesitan que les acompañemos en su búsqueda e intereses,  desde un segundo plano, ya no como maestrillos, que los maestros son ellos…**
Traté de describir a niños con aspectos de desarrollo lento, otros con un desarrollo acelerado, otros con un desarrollo diferente. Ya no podemos dar recetas,  con todo esto espero invitarlos a reflexionar  y ante todo a OBSERVAR a los niños concretos que nos rodean, sin perder de vista, no solo el momento hoy, sino teniendo en cuenta también las consecuencias a largo plazo que toda acción educativa realizada en la etapa hasta los seis años (aproximadamente) tiene.
 **Si el niño de repente sabe leer, porque aprendió solo, tampoco debemos agobiarnos y atormentarnos y prohibirle ir leyendo letreros por la calle. La pregunta es ¿realmente aprendió solo, o como adulto puse especial interés para que esto ocurra? Y una vez ya con un niño que muestra especial habilidad matemática o de escritura con apenas 4 años, recomendaría no sobre estimular estas capacidades innatas, no fomentarlas aún más, no emocionarse con la idea de tener un superdotado (en esa area) y estar muy atentos a que se desarrolle no de manera unilateral y obsesiva, si no lo más armónica e integral posible.


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