miércoles, 26 de enero de 2011

La culpa, ese peso que nos acompaña

Lo primero que me gustaría comentar es la diferencia entre CULPA y RESPONSABILIDAD, responsabilidad es la capacidad de responder por nuestros actos, en esta admito mi grado de participación real en la conducta negativa, lo que me produce un dolor, remordimiento o lamentación sanos que me permiten aprender; Sin embargo la culpa es la condena moral a uno mismo, por una conducta negativa, mi naturaleza es malvada y mi castigo sentirme avergonzado ante los demás y ante mí. En esta última no hay aprendizaje.
El remordimiento afectaría a la conducta, la culpa a la naturaleza de la persona.
Aquí vamos a hablar de LA CULPA que es la que más daño nos hace.

La culpa nos divide en dos personas, la real a la que vemos como la mala la que se equivoca, la imperfecta y la ideal, la buena, la acertada, la perfecta, que se dedica a exigir y torturar a la otra. Como nos exigimos algo imposible nuestro yo real no conseguirá cumplir nunca las expectativas del yo ideal.
La mayoría de las personas viven en función de su imagen ideal, cuanto mas grande es la expectativa que tenemos de nosotros mismos, de como debe ser nuestra vida mayor será el sentimiento de culpa.

La culpa es la tristeza de no ser perfectos, es el castigo a la imperfección.Y lo mas grave es que aprendemos que el sentimiento de culpa es una virtud
La culpa se esconde detrás de la máscara del auto-perfeccionamiento como garantía de cambio…y nunca es cierto. Solemos pensar que la culpa hará que la próxima vez lo hagamos bien, pero lejos de proporcionarnos un incentivo al crecimiento, nos hace gastar las energías en una lamentación interior por aquello que ya ocurrió, en vez de liberarnos, para ocuparnos de nuevas cosas, nuevas acciones y nuevos comportamientos.
La culpa es un auto-desprecio, una auto- falta de respeto por la naturaleza humana, por sus límites y por su fragilidad.
Esas voces interiores que escuchamos, esas “broncas” hacia nosotros mismo, son en muchas ocasiones las voces recriminatorias de nuestros padres, nuestras madres, nuestros maestros u otras personas que influyeron en nuestra infancia, y que ahora nos decimos nosotros, pero normalmente son creencias falsas que nos hacen sufrir por no ser como deberíamos de ser, como alguien dijo que teníamos que ser.
Construimos al enemigo dentro de nosotros, que es el ideal imaginario de cómo deberíamos ser y no de cómo realmente somos.

Lo primero que podemos hacer para suavizar esa carga tan pesada (la culpa) es empezar a aceptarnos y querernos pero para poder hacer esto antes es importante que te conozcas, que conozcas a tu yo real, y que empieces a intentar reconocer esas creencias, esas convicciones que tienes interiorizadas.

En todo caso la propuesta es ver, de manera individual, con que culpas cargo y que puedo hacer con ellas, pues de hecho funcionan como una tortura y además, silenciosa: cada "culpable" se la auto repite internamente. 

2 comentarios:

  1. Deberiamos empezar a cambiar la manera de expresarnos cuando algo no nos gusta o hace daño tanto de nosotros mismos como de los demas
    Empezar a utilizar terminos como "te comportas como" en vez de "eres", imbecil, egoista, malo,etc

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  2. Hola Carlos
    Gracias por tu comentario y por compartir tu reflexión. Estoy de acuerdo contigo,pienso que quizá hay que cambiar mas que la manera de expresarnos,hay que empezar a querernos un poco mas, y respetar a los demás y a nosotros mismos. Cuando nos dicen o nos decimos "eres", en vez de "te comportas" lo vivimos como una agresión, nos hace sentirnos mal y nos castiga pero no nos ayuda, por ello quizá es bueno que empecemos a tratarnos con mas cariño, mas respeto y que aprendamos a comunicarnos de otra manera, tanto con nosotros mismo como con los demás.
    Es mucho mas efectivo decir "te comporta de una manera que no me gusta" en vez de "eres" una mala persona.

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